lunes, 21 de diciembre de 2015

Algunos mitos griegos

  • Troya

Zeus se convierte en rey de los dioses tras destronar a su padre Crono; Crono a su vez había destronado a su padre Urano. Zeus escucha una profecía en que él a su vez será destronado por uno de sus hijos. Otra profecía dice que un hijo de la ninfa Tetis sería más grande que su padre. Posiblemente por alguna de estas razones, Tetis se casó por orden de Zeus con un mortal, el rey Peleo. Peleo y Tetis tuvieron un hijo llamado Aquiles quien, según otra profecía, moriría joven en Troya. Con la esperanza de protegerle, cuando era un niño su madre lo bañó en el río Estigia, haciéndolo invulnerable excepto en el talón, por donde lo sujetó.
Todos los dioses fueron invitados a la boda de Peleo y Tetis, excepto Eris. Ésta se presentó de improviso en la boda y dejó sobre la mesa una manzana de oro en la que estaba inscrita la palabra kallisti ("para la más hermosa"). La manzana fue reclamada por Hera, Atenea y Afrodita. Zeus resolvió el asunto nombrando árbitro a Paris, un príncipe de Troya, que había sido criado como pastor a raíz de una profecía, según la cual sería el causante de la caída de Troya.
Las diosas quisieron sobornar a Paris: Atenea le ofreció sabiduría, destreza en la batalla y las habilidades de los grandes guerreros; Hera le ofreció poder político y el control de toda Asia, y Afrodita le ofreció el amor de la mujer más bella del mundo. Paris concedió la manzana a Afrodita, y regresó a Troya.
  • El rapto de Helena

La mujer más bella del mundo era Helena. Era hija de Leda, la cual estaba casada con Tíndaro, rey de Esparta, y fue seducida por Zeus en forma de cisne; los informes difieren sobre cuáles de los cuatro hijos de Leda lo eran de Zeus y cuáles de Tíndaro, pero Homero presenta a Helena como hija de Zeus.
Helena tenía muchos pretendientes, y Tíndaro estaba poco dispuesto a elegir uno por miedo a que los otros tomasen represalias. Finalmente, uno de los pretendientes, Odiseo de Ítaca (Ulises en la mitología romana) propuso un plan. Hizo prometer a todos defender el matrimonio de Helena con quien ella eligiese. Ella eligió a Menelao, quien humildemente no hizo la petición por sí mismo, sino enviando a su hermano Agamenón en su lugar. Los dos hermanos vivían en la corte de Tíndaro desde que fueron desterrados de Micenas, después de que su padre, Atreo, fuese asesinado y su trono usurpado por su hermano Tiestes y su hijo Egisto. Menelao heredó el trono de Esparta de Tíndaro, con Helena como su reina, y Agamenón, casado con la hermana de Helena, Clitemnestra, recuperó el trono de Micenas.
Enviado a hacer tratos diplomáticos a Esparta, Paris se enamoró de Helena y, con la ayuda de Afrodita, la raptó o la sedujo, y la llevó de regreso a Troya como esposa. Todos los reyes y príncipes de Grecia fueron llamados a cumplir su juramento y recuperarla.



  • Ulises y las sirenas

Probablemente el relato más conocido de las sirenas sea el de La Odisea de Homero.
Después de pasar una larga temporada en el palacio de Circe, Ulises emprende definitivamente el camino a Ítaca.
La diosa, antes de dejarle partir, le adelanta algunas de las aventuras que va a vivir en los días siguientes. La primera de ellas será el encuentro con las sirenas.
Las sirenas han sido famosas seductoras, porque según la mitología eran capaces de encantar con su voz a los marinos con la intención de raptarlos.
Al cantar, parecían ser hermosas doncellas, pero los que sucumbían ante sus encantos, pronto averiguaban su verdadera naturaleza. El canto de las sirenas anunciaba de forma engañosa los placeres del mundo subterráneo.
Las sirenas vivían en la isla de Artemisa, en donde yacían los huesos de los marineros que habían sido atraídos por sus deliciosos cantos.
Odiseo (Ulises), hombre de gran imaginación, cuando se iban acercando a la isla temida, por consejo de Circe, ordenó a sus hombres que se taparan los oídos con cera, y él, que no podía con la curiosidad de escucharlas, se hizo amarrar al mástil, con orden de que pasara lo que pasara, no lo desataran.
Al escuchar los cantos de las sirenas quiso soltarse pero sus compañeros no se lo permitieron. Cuenta la leyenda que las sirenas, devastadas por su fracaso, se lanzaron al mar y murieron ahogadas

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